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Ella de la pura intriga
salió en medio de la noche sin rumbo,
sin pensar a dónde iba.

El, que estaba pensativo,
buscó un sitio para la espera,
para la espera de algo que moviera sus sentidos.

Ella media muerta,
vivía entre las sombras del pasado,
historizado en la melancolía de sus ojos.

El, la miró sin verla,
y sus destinos se cruzaron solo por un instante,
que en la eternidad de la noche
tal vez quede sonando como un mantra,
que él repita hasta el cansancio.
Como aquel sonido que se propaga en los rincones vacíos.
Como aquella composición olvidada,
que ella intenta tocar en vano con sus manos de viento,
y sin sentido solo consigue notas frágiles,
que se descomponen en fragmentos.

Imaginándote entre letras...

Pienso en la noche en tu camnio desnudo,
tus labios caen al suelo y quiebran el tiempo.

Encuentro una puerta en el laberinto perdido,
placeres añejados llegan con el viento,
un suspiro que aturde al propio silencio,
un encuentro en el desencuentro.

Si mi acto fallido logró su destino,
los velos caen y te descubro en cuerpo amor mío.

Imaginándote entre letras,
hasta había olvidado mi presencia .
Ahora me recuerdas la forma de mi cuerpo,
con el roce de tu piel de seda,
y vuelve mi alma cuando te nombro,
y tu nombre abraza al mío,
y lo protege de blasfemias.

Y solo somos tú y yo
bajo un cielo de estrellas,
contemplando el cosmos,
pensando en nada.

Y solo somos tú y yo
sobre el suelo de amor que crece entre mi tierra,
que huele a naranjos,
que me rescata de la ausencia.